martes, 29 de enero de 2013

Milagros Inesperados



Joven permaneció dentro del mar por seis horas, y fue rescatado con vida.

El día de ayer fue uno de aquellos días donde tienes emociones encontradas; por un lado la angustia, la tristeza y por otro, la adrenalina, la alegría y la satisfacción de saber que contribuiste a que una familia pueda volver a sentir la vida dentro de sus corazones.
El cuerpo de Serenazgo de la Municipalidad Distrital de Santiago de cao recibió una llamada alertándonos en horas de la tarde sobre un joven desaparecido en la playa “Los tres palos”, frente a la localidad de Chiquitoy. De inmediato se procedió a ir al lugar donde habían ocurrido los hechos. En el trayecto, tratábamos de ir averiguando todo lo que nos pudiera dar mayor información de lo sucedido. Se hicieron las diligencias necesarias para poder trasladar a los efectivos del Escuadrón de Salvataje de la Diterpol de Trujillo, al mando de la Teniente P.N.P Carol Zarango, quienes en el menor tiempo posible llegaron para sumarse a la labor de rescate del joven de iniciales R.B.C de 16 años de edad.
Como era de esperar, el sentimiento de angustia podía sentirse en las orillas de la playa, donde los amigos que estuvieron desde tempranas horas de la mañana con el joven a quien llamaremos “José”, permanecían a lado de su tía, la señora Flor Cabel quien no dejaba de mirar hacia al mar en espera de que éste le devuelva a su sobrino. Los miembros de Seguridad Ciudadana y algunos efectivos de la Comisaría de Santiago de Cao buscábamos por la orilla del mar, pero los resultados fueron negativos. La Teniente Zarango manifestó que estas playas son totalmente peligrosas para los bañistas, por la fuerte corriente y por las pozas que hay a pocos metros de la orilla. Según declaraciones de uno de los amigos de “José”, éste se habría perdido aproximadamente a la una de la tarde, luego de haberse metido muy adentro del mar, y del cual ya no pudo salir, causando la desesperación de sus amigos al sentirse impotentes viendo que su amigo se ahogaba. Fueron ellos quienes dieron aviso a los familiares y por quienes se pudo conseguir la ayuda, que hasta el momento parecía insuficiente. 
Las horas pasaban y la esperanza de rescatar con vida a José se desvanecía con el sol de la tarde. Recuerdo que una compañera del serenazgo pronunció: “Dios, si lo quieres contigo que así sea, pero si aún no es su momento haz que el mar lo devuelva”. Todos éramos conscientes de que era sumamente difícil que alguien de su edad pudiera resistir ya más de cinco horas dentro de estas frías aguas saladas. Pero cuando parecía que esperar a que el mar decidiera devolver cuerpo parecía lo único factible, lo que podría suceder en algunos días según la Teniente Zarango, ocurrió algo que nos devolvería la fe a todos los que estuvimos presentes. Se nos avisaba que alguien acababa de ver dentro del mar un cuerpo que se dejaba llevar por las olas, cerca al lugar donde todos estábamos reunidos. Corrimos. A lo lejos, dentro del mar, podíamos ver que un cuerpo era llevado por las olas de adentro hacia afuera, de lado a lado, pero sin acercarse a la orilla ni por unos metros. Al parecer, José habría perdido la vida. Pero inesperadamente, los brazos de “José” se agitaron al viento, pedían ayuda como si fuera un último esfuerzo, un último aliento, como de una última esperanza. Creo que a todos nos empezó a latir el corazón muy fuerte. Alguien a quien dábamos por muerto, aparecía dando señales de vida, arrancándonos el pesimismo de nuestras pieles. Los salvavidas lucharon contra la fuerte corriente por unos minutos, hasta que por fin alcanzaron a “José”. 
De inmediato fue trasladado al Hospital de Cartavio, para luego ser llevado a la ciudad de Trujillo, en horas de la noche. “Me la he pasado nadando de perrito”, fue lo que “José” le dijo a su abuelo, quien siente, al igual que todos nosotros, que Dios siempre actúa a través de ciertos milagros inesperados.

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